
lA HIPOCRESÍA EN RESPUESTA A LA BLASFEMIA.
En una sociedad en la que predomina el pensamiento religioso, en la que el poder de la religión está muy por encima del derecho de expresión, un ateo poco se atreve a cuestionar no solo con críticas sino incluso con burlas, sarcasmos e ironías toda manifestación de ese mundo imaginario religioso basado en creencias irracionales.
El ser religioso no necesariamente implica una moral humana que se base en una empatía hacia el prójimo, en ese amor cristiano que tanto predica; lejos, muy lejos está esa ilusión. La hipocresía y la doble moral, ahora tan manifiesta en las redes sociales por parte de los amorosos cristianos parece ser una virtud que no puede ser atacada directamente a riesgo de que la censura en esos sitios, se cebe con la honestidad de quien evidencia tanta hipocresía.
Este es uno de los objetivo de esta página, el evidenciar de manera directa, cruda, sin eufemismos a todo aquel creyente que se enfada por lo que el considera una blasfemia, que se enfada cuando se le ridiculiza precisamente en respuesta a esa reacción hipócrita que suele disfrazar de prejuicios anti-ateos, a menudo, adornados con un lenguaje florido digno de un carretonero, valga la expresión popular.
La crítica a esto o aquello no tiene por qué ser siempre seria, siempre acartonada; la religión no tiene por qué ser la excepción aún a riesgo de atentar contra un "sentimiento religioso" y quien se siente ofendido en ese sentimiento, tiene que entender que es un mero problema de percepción. Una imagen puede ser considerada sagrada, es válido como también lo es considerarla risible, absurda, digna de una crítica burlesca, sarcástica e irónica. Llamar a esto blasfemia es tan subjetivo como llamar sagrada a una imagen.
Así, otro de los objetivos de esta página es blasfemar subjetivamente toda imagen que subjetivamente es sagrada. El lector que se ve afectado en ese sentimiento religioso, puede no mirar esa imagen blasfema y esa apreciación de ofensa a su sentimiento religioso desaparecerá.